Leyendo JEREMIAS

Jeremías

¿QUÉ ES EL ÉXITO? La mayoría de las definiciones hacen referencia a alcanzar metas y a adquirir riqueza, prestigio, favor y poder. Las personas de «éxito» disfrutan de la buena vida: seguridad financiera y emocional, rodeada de admiradores y gozando el fruto de su trabajo. Son líderes, personas que crean opiniones e implantan modas o tendencias. Imitan su ejemplo, admiran sus logros. Saben quiénes son y a dónde se dirigen, avanzan con confianza para alcanzar sus metas.
En base a estos patrones, Jeremías era un miserable fracasado. Durante cuarenta años sirvió como vocero de Dios para Judá, pero cuando habló, nadie lo escuchó. Con firmeza y vehemencia los exhortó a que actuaran, pero nadie se movió. Y sin duda no obtuvo éxito material. Era pobre y sufrió severas privaciones para decir sus profecías. Lo enviaron a la cárcel (capítulo 37) y a una cisterna (capítulo 38) y lo llevaron a Egipto en contra de su voluntad (capítulo 43). Lo rechazaron sus vecinos (11.19–21), su familia (12.6), los falsos profetas y sacerdotes (20.1, 2; 28.1–17), sus amigos (20.10), su audiencia (26.8) y los reyes (36.23). A lo largo de su vida, Jeremías permaneció solo, declarando los mensajes de fatalidad, anunciando el nuevo pacto y llorando por el destino de su nación amada. A los ojos del mundo, Jeremías no representaba ningún éxito.
Sin embargo, a los ojos de Dios Jeremías fue una de las personas de más éxito de toda la historia. El éxito, bajo el parámetro de Dios, abarca la obediencia y la fidelidad. A pesar de la oposición y del costo personal, Jeremías proclamó con valor y fidelidad la Palabra de Dios y fue obediente a su llamado. El libro de Jeremías comienza cuando Dios lo llama a ser profeta. Los siguientes 38 capítulos son profecías acerca de Israel (la nación unida) y Judá (el reino del sur). Los capítulos 2–20 son generales y no tienen fecha específica y los capítulos 21–39 son particulares y están fechados. El tema básico del mensaje de Jeremías es simple: «Arrepiéntanse y vuélvanse a Dios o Él los castigará». Pero entonces, debido a que el pueblo rechazó esta advertencia, Jeremías se dedicó exclusivamente a predecir la destrucción de Jerusalén. Este terrible suceso se describe en el capítulo 39. Los capítulos 40–45 narran los acontecimientos posteriores a la caída de Jerusalén. El libro concluye con las profecías concernientes a diversas naciones (capítulos 46–52).
A medida que lea Jeremías, sienta junto con él la agonía por el mensaje que tiene que dar, ore con él por los que se niegan a responder a la verdad y observe su ejemplo de fe y valor. Luego comprométase a tener éxito ante los ojos de Dios.

 

Selecciones de Walter Larralde – Dr. Bruce B. Barton, Editor, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

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"El hombre es verdaderamente libre cuando no teme y no desea nada" (En Dios lo tengo todo) Un Buscador
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